Conciencia Situacional de lo que no sabes que no sabes

Foto de Ketan Rajput en Unsplash
¿Sabes lo que sabes, lo que no sabes y lo que supones que sabes?
En principio necesitas Conciencia Situacional para tomar decisiones, incluyendo para decidir qué necesitas aprender. Sabes muchas cosas, incluso que no lo sabes todo.
 
Una pregunta, ¿para qué aprender habilidades profesionales, si no sabes si las vas a necesitar aplicar? ¿Aprenderías algo, por las dudas que alguna vez necesites solucionar un problema para el que ese conocimiento sea importante?
 
El “por las dudas” no es una razón suficiente; a menos que tengas mucho tiempo libre, puedas dedicar parte de tu capacidad intelectual a actividades que ahora no son prioritarias y tengas más recursos de dinero y tiempo de los que necesitas para vivir.
 
Además, el enfoque “por las dudas” puede debilitar la motivación para aprender. Y este es el principal factor de fracaso del aprendizaje: “la motivación para aprender”, que es independiente del talento de quien te enseñe o de la calidad del material didáctico que utilices.
 
Es decir, “por las dudas” no es un motivo; en el mejor de los casos: es una excusa inconsistente.
 
Si te conectas a Internet y tienes unas habilidades básicas para buscar lo que necesitas aprender, encuentras una abrumadora cantidad de conocimientos; la tarea más difícil a la que te enfrentas es seleccionar cuáles son los mejores contenidos, los más útiles, los que mejor funcionan con tus necesidades de la manera más simple y rápida.
 
La relevancia del aprendizaje no es el “prestigio del contenido», sino en qué medida ese contenido te facilita solucionar problemas y tomar decisiones con una razonable expectativa de éxito.

El aprendizaje siempre es fácil, en la medida que se trate de nuevos conocimientos que puedes enlazar con lo que ya sabes y tienes la seguridad que te van a facilitar tu vida personal y/o profesional.


 
Si sabes cómo y dónde buscar el conocimiento que necesitas aprender, en el momento en que hay hacer algo importante, puedes dominar casi cualquier problema con facilidad.
 
La dificultad de aprender es que la mayoría de la gente no sabe cómo encontrar la información verdaderamente relevante sabiendo desechar los datos redundantes y evitar aprender conocimientos que están desconectados de la experiencia práctica.
 
¿De qué te sirve aprender la Teoría de la Relatividad, si en ningún aspecto de tu vida necesitas solucionar problemas que implican relaciones entre velocidad, tiempo y espacio? De nada. Aunque atención: porque si para ir desde el punto “A” al punto “B” lo haces con la ayuda de un GPS, los principios de la Teoría de la Relatividad te evitan errores que te desplazarán centenares de kilómetros innecesarios, o arribar al punto “C” que no es lo que necesitabas lograr.
 
Entonces, si bien no necesitas saber la fórmula de la Teoría de la Relatividad, sí necesitas aprender para qué sirve un GPS y cómo se utiliza; ya sea Google Maps en tu smartphone, o el FMS en tu Boing 787-10 Dreamliner.
 
Esto no quiere decir que puedas aprender de inmediato cualquier cosa que necesitas saber en este momento. Quiere decir que puedes aprender lo que necesitas saber si lo estudias relacionando el nuevo conocimiento con los otros conocimientos que ya tienes.
 
Si no eres un piloto aeronáutico no sabrás diferenciar entre los indicadores de la altitud, los de las velocidades (horizontal y vertical) o del rumbo. Incluso no tendrás la certeza si estás descendiendo, ascendiendo o manteniendo una altura estable, y si te estás alejando o acercando a tu punto de destino.
 
Es decir, si no tienes “conciencia situacional” de lo que sabes, de lo que no sabes, ni de lo que haces mal, por más información que tengas acerca de lo que está sucediendo en este momento, no podrás usar esos datos para saber qué está ocurriendo realmente ahora. Y peor aún, no podrás saber, a tiempo, qué es lo que va a suceder, ni lo que quizás pueda ocurrir, en el próximo minuto.
 
La “Conciencia Situacional” sirve, por ejemplo, para usar con provecho el GPS; no se limita a tener nociones de la relación entre el tiempo, la masa, la velocidad y el espacio.
 
En el pasado, las empresas invertían en programas de formación para equipar a sus empleados con habilidades complementarias a sus competencias profesionales con la falsa expectativa que eso fortalecería su productividad. Ahora, las empresas con mejor performance no quieren perder tiempo ni dinero en programas que enseñan habilidades aleatorias que no saben si se van a utilizar.
 
Si necesitas saber lo que no sabes, primero trata de identificar si realmente lo necesitas saber para mejorar tu desempeño y dedica tus esfuerzos intelectuales y materiales a aprenderlo de una manera sencilla y segura.
 

¿El huevo o la gallina?


Aprender a aprender. No es un problema sencillo, pero tampoco es una dificultad insuperable decidir que se tiene que priorizar para aprender habilidades de tu desempeño personal y profesional.
 
En lugar de aprender habilidades aleatorias y perder horas en programas educativos irrelevantes debes identificar qué sabes, qué es lo que no sabes y qué es lo que supones que sabes. Entonces, te resultará más fácil aprender a aprender.
 
Tú puedes fortalecer tu “músculo de aprendizaje” al descubrir cómo puedes aprender mejor una nueva habilidad de manera eficiente y efectiva.
 
Toma en cuenta que cada habilidad requiere un tipo diferente de aprendizaje: a veces, leer un libro puede ser suficiente. A veces, necesitarás ver videos y otras veces necesitarás la asistencia didáctica de expertos.
 
Ser un aprendiz eficaz es la más importante habilidad profesional contemporánea. Aunque muchas organizaciones, hasta hace pocos años, requerían que sus empleados tuvieran experiencias poco realistas para contratarlos, ahora estamos comprobando un cambio revulsivo hacia el «aprendizaje bajo demanda” que cada vez se hace más relevante porque las organizaciones con los empleados que mejor aprenden siempre superan a la competencia.
 
En lugar de perder el tiempo aprendiendo cosas que nunca necesitarás, concéntrate en desarrollar tu conciencia situacional de lo que tienes que saber hacer y crear un proceso de aprendizaje eficiente.
 

¿Cómo aprender?


La forma más efectiva de convertirse en un súper aprendiz es crear un patrón de aprendizaje que puedas repetir cada vez que necesites adquirir una nueva habilidad.
 
Mi más firme recomendación, en el incierto escenario global contemporáneo, es que evites dedicar tiempo a aprender ─ni mucho menos memorizar─ nada “por las dudas” que lo puedas necesitar saber en algún momento en el futuro.
 
Nadie sabe en este momento precisar cómo será el futuro a mediano y largo plazo. Podemos tener una prospección de tendencias, pero estamos asistiendo a situaciones que no hemos imaginado ver hace pocos años. ¿Puedes recordar, mientras lees estas líneas, la foto del oso polar flotando a la deriva sobre un pequeño trozo de hielo que se va derritiendo en el Océano Ártico?
 

Focaliza que, en definitiva, la forma en que pasas tus días define en última instancia cómo pasas tu vida. Y si quieres pasar tu vida haciendo las cosas que te gustan, te debes asegurar que tienes conciencia situacional sobre qué haces bien, qué haces mal, qué es lo que no sabes hacer y qué es lo que supones que sabes hacer.

Sobre “conciencia situacional” te sugiero un recurso que puedes aprovechar por tu propia cuenta y/o con tus grupos de colaboradores: https://debriefingteam.com
 

2 comentarios en «Conciencia Situacional de lo que no sabes que no sabes»

  1. Buen artículo, estimado Mario, que llama a la reflexión, sobre todo en estos momentos donde debemos analizar permanentemente nuestra vida, nuestro quehacer y en qué invertir el recurso mas valioso: nuestro tiempo.
    Creo que, si bien es clave hacer un análisis racional sobre qué aprender (o a qué dedicar tiempo en aprendizaje) desde una mirada de la utilidad práctica del conocimiento, que redundará en nuestra efectividad profesional, y probablemente en una mejora de nuestro ejercicio profesional, hay también un componente de disfrute en el aprendizaje que puede no tener nada que ver con la utilidad práctica del conocimiento adquirido. Tiene más que ver con la realización personal, aunque nunca necesites ese conocimiento para solucionar un problema práctico.
    También allí la conciencia situacional es clave. Saber dónde estoy (o quién soy), a dónde voy (o quién quiero ser) o qué me alimenta (o cuál es mi «oxígeno» personal) es fundamental.
    El gran desafío es buscar la utilidad práctica del conocimiento, sabiendo dónde estamos, a dónde vamos, qué necesitamos, pero dándonos el espacio para disfrutar del camino del aprendizaje con algunas gotas de conocimiento que también es útil, pero para alimentar el espíritu. Ese conocimiento (insisto, útil también, por supuesto !), es como la sal y pimienta del gazpacho !

    1. Gracias apreciado Roberto por tu siempre valiosa y alentadora atención a lo que publico aquí. Quiero poner en claro la orientación del artículo:

      1. El enfoque es aprender bien lo que se tiene que saber hacer bien; comenzando por reconocer lo que suponemos que sabemos para lograr ser eficientes y eficaces. Por ejemplo: un conductor de camiones que transporta mercancías no tiene que aprender la teoría de la relatividad para usar correctamente el GPS que lo guíe por la ruta más conveniente.
         
      2. Tomar conciencia de lo que no sabemos para desempeñar nuestras competencias profesionales. Desde otra perspectiva: ocuparse de la formación y perfeccionamiento continuo de nuestras habilidades profesionales.
         
      3. Considerar que en educación se diferencia lo que son los «aprendizajes de entrada», aquello que se tiene que aprender porque está en el plan de estudios de una carrera y que no siempre es útil para desarrollar las competencias profesionales con necesidades que se actualizan constantemente, en contraposición de la educación enciclopédica clásica que revisa y actualiza muy esporádicamente sus diseños instruccionales; de lo que son los «aprendizajes de salida», lo que tenemos que saber hacer para desempeñar nuestro trabajo o solucionar una familia de problemas y que generalmente son contenidos didácticos que vamos a buscar y aprender sin esperar que un profesor nos los provea en un aula o un apunte que se debe estudiar para rendir un examen.

      Como bien expresas existe el conocimiento con «utilidad práctica» (sic) y el conocimiento que completa la construcción de nuestra «realización personal, aunque nunca necesites ese conocimiento para solucionar un problema práctico» (sic). Totalmente de acuerdo. Mi reflexión va en la dirección para que educadores, estudiantes y profesionales nos cuestionemos si tenemos claro qué sabemos, qué suponemos que sabemos y qué es lo que necesitamos aprender para ser eficientes, eficaces y (sumándome a tu reflexión) felices.
       
      Quizás lo podría resumir así: ¿sabemos cuánta sal y cuánta pimienta le ponemos al gazpacho para que sea más sabroso para quienes lo elaboramos y para nosotros?
       
      ¡Abrazo!

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