Disonancia Intergeneracional

El estilo de las jóvenes generaciones nos está planteando nuevos estilos de desafíos a  las generaciones mayores. Personalmente creo que se ha producido un salto de fase a partir de fines de los años 90, con la profunda irrupción de la Internet en todos los aspectos de la vida contemporánea, que podríamos llamar «disonancia (cognoscitiva) intergeneracional)» y, en especial, en la limitada capacidad que tenemos los mayores para comunicarnos con los más jóvenes.

Entiendo por Disonancia Intergeneracional una diferencia de valoración de la importancia y significados que se atribuyen a conceptos similares.

Excede a la pretensión de esta reflexión ir por los lados más finos del problema: rangos de edad, nivel formativo, experiencia laboral, especialidad profesional, contexto sociocultural, género… obviamente que considerar estos factores ofrecen diferentes lecturas del tema en cuestión: ¿cómo hacer que los jóvenes nos entiendan mejor para poder establecer cuál es la mejor manera de aportarles valor en sus vidas?

Es evidente que nuestra capacidad de comunicación —aún cuando la consideremos madura y razonablemente fundamentada en una serie de procedimientos lógicos para resultar «entendibles» por todos nuestros interlocutores— adolece de muchas limitaciones para entablar un diálogo atractivo para los jóvenes.

En principio, los adultos tenemos el prejuicio que la «Disonancia Intergeneracional» se debe a que los jóvenes son seres desinteresados por las cuestiones importantes de la vida, o que no poseen capacidad para poder proyectarse a sí mismos con una visión realista de lo que será su futuro… muchos docentes suelen mofarse de sus estudiantes asignándoles la calificación «individuos en manada con encefalograma plano».

Los adultos, solemos «subestimar» a los jóvenes y ellos suelen vernos como proveedores poco a nada atractivos de conocimiento; y mucho menos, perciben en nosotros motivos «para verse proyectados a sí mismos en el futuro»… quizás teman: llegar a su futuro siendo parecidos a los que los adultos somos en su presente.

Los adultos solemos utilizar conceptos «disonantes» que muchas veces generan efectos inversos al deseado; por ejemplo: «ten cuidado»; aún cuando queremos expresarles un sentimiento positivo o un consejo que (nosotros consideramos) útil, palabras disonantes como «cuidado» provocan resistencias más que adherencias.

Podemos apelar a que atiendan los peligros que les asechan, o prevengan los riesgos que enfrentan, o que planifiquen sus acciones; pero ellos podrían estar entendiendo que sean conservadores, que no vayan por el camino que prefieren, que sometan sus sueños motivadores a un cálculo matemático supuestamente predictivo.

Como facilitador de aprendizaje en diferentes contextos, como padre y como «animador sociocultural» he cometido infinidad de errores de los que he extraído estas «notas»:

  • Nota #1:
    • Pasamos desde patrones estructurados sobre qué y cómo hacer, a la revulsión de principios.
    • Deterioro de la credibilidad en los mayores
  • Nota #2:
    • Según la «Teoría de las redes» podemos llegar a conocer a “mucha gente” a través de 6 contactos.
    • A 20 Mb/seg. podemos explorar y acercar los límites más lejanos del universo.
  • Nota #3:
    • Nuevas construcciones sociales de conceptos que se suponían «paradigmáticos».
    • Enfriamiento emocional por promesas incumplidas de un mundo mejor.
  • Nota #4:ul>
  • Estamos más atentos a los errores que a los aciertos.
  • Gratificamos las respuestas correctas
  • Reprochamos las preguntas o los cuestionamientos.
  • Nota #5:
    • Sancionamos a los jóvenes porque incumplen nuestras normas.
    • ¿Hemos revisado si ellos quieren o necesitan esas normas?
    • Damos más importancia a las sanciones por no cumplir, que a los beneficios que otorgan cumplir las normas.
  • Nota #6:
    • Claves para desarrollar el talento:
      • Tiempo para madurar
      • Paciencia para facilitar

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9 comentarios en «Disonancia Intergeneracional»

  1. Hola, Mario:
    Me han gustado mucho tus «notas». Por contenido y forma. En cuanto al tema de fondo, estoy de acuerdo en definir esa «disonancia» como lo haces tú, y te cito: «diferencia de valoración de la importancia y significados que se atribuyen a conceptos similares». Me parece una forma de definirlo muy útil.
    Con tu permiso, yo me replantearía la pregunta que eliges como tema del post: «¿cómo hacer que los jóvenes nos entiendan mejor para poder establecer cuál es la mejor manera de aportarles valor en sus vidas?». Creo que el problema está ahí, en que el «problema» conviene definirlo de otra manera: «¿cómo hacer para entenderlos mejor a ellos?». Es paradojico, pero ellos son los que marcan las pautas del cambio, nos guste o no, así que convendría buscar otros modelos de entendimiento para aprender a «ponernos en su lugar». Es un deficit de empatía, ahí esta el «problemon» que tenemos.
    Sigo jugando con las palabras. Más que «capacidad de comunicación» necesitamos una mejor «capacidad de conversación». Creo que no conversamos con ellos, y lo saben de sobra. No se produce esa conversación porque muchas veces no nos interesan sus temas vitales, estamos demasiado absorvidos en nuestros «temas de adultos», que para ellos son (y tienen razon) horriblemente aburridos.
    Cuando decimos «ten cuidado» (buen ejemplo) estamos cayendo en lo que yo llamo «paternalismo arrogante»: «yo y solo yo sé lo que te viene bien a tí». Padecemos mucho de eso. Eso tambien lo vemos en las empresas, en la gestión (intergeneracional o no) de las personas.
    Creo que aqui funcionaría mejor una verdadera conversación P2P, evitando que aquello se convierta en una charlita de colegas. Va a haber respeto si aprendemos de verdad a escuchar.
    Buen tema, Mario… es una de las asignaturas pendientes!!!
    un abrazo

  2. Totalmente de acuerdo. Las generaciones somos diferentes puesto que el universo está cambiando constantemente, algo que tenemos que entender para una mejora continua.

    Todo sería más fácil si consideraramos este aspecto primordial de cambio constante. Como seres humanos, si queremos sobrevivir, debemos ser flexibles y adaptables para poder reaccionar ante estos cambios, incluso generacionales.

    Ojalá no nos estancaramos tanto en lo que somos y hacemos y pensaramos más en lo que podemos ser y hacer para mejorar.

  3. #Andrea, somo nosotros «los mayores» (sobre todos «los más mayores» 😉 ) los responsables de haber modelado los motivos de la disonancia intergeneracional.

    PD Gracias por considerar visitar este blog (aun cuando sea en forma «poco frecuente». Lo importante es que le resulte útil.

  4. ¿Toda la responsabildiad por la que no nos podemos entender con los jóvenes la tenemos «los mayores? Soy lectora poco frecuente de su blog, pero me gusta siempre su estilo… pero esta vez… ¿no está exagerando Ud. un poco la nota?

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