He aprendido, en los inestables escenarios de la Argentina entre los años 1966 y 2006, una constante en las «crisis socioeconómicas» que, esperanzadamente, ayude a alguien a superar lo que puede suceder con lo que he llamado «la crisis de la poltrona» en España de 2008; siempre y cuando, claro está, se puedan establecer analogías entre «aquella Argentina» y «esta España». Describo la «cuadratura nefasta» que he vivido en Argentina; no asumo que esto sea, linealmente, lo que puede suceder en España (peeerooo…):
Los problemas
Cada puesto de empleo que se cierra en una empresa, genera un desempleado estructural que difícilmente vuelva a reinsertarse en el mercado del trabajo en el mediano plazo (2, 3 años o más). Pero, aún cuando se produzca el reingreso: no será con las condiciones de estabilidad y satisfacción que pudiera pretender.
La gente que pierde el empleo tiene que aprender otra manera de realizar lo que sabe hacer, siempre y cuando quiera hacerlo y tenga clientes —ya no “empleadores”— que lo necesiten.
Los problemas económicos comienzan a diezmar la calificación crediticia de personas. Esto cierra o, al menos, desfavorece futuras perspectivas para emprender una actividad por cuenta propia y/o generar autoempleo por falta de capital financiero. También, naturalmente, impacta negativamente sobre la solidez, la eficacia y la eficiencia del sistema financiero institucional.
La gente deja de consumir productos culturales. Se profundiza la brecha entre “sobrevivientes” y “pudientes”.
Las amenazas
La gente comienza a creer que los nuevos paradigmas son “la desigualdad, la esclavitud y la deshonra”; el proceso de degradación de la calidad de la “sociedad civil” se puede comenzar a percibir en el aumento de la violencia y la delincuencia urbanas, el debilitamiento del sistema judicial, prácticas de corrupción policial y política.
En el sector de la educación sistemática (institucional) se profundizan los saltos de fase entre los contenidos educativos y dierentes condiciones de vida. Los contenidos pedagógicos y las metodologías didácticas dejan de ser una prioridad; se repiten modelos «para enseñar», que pierden atractivo «para aprender», como resultado de la falta de motivación de los profesionales del sector y el deterioro físico y organizacional de sus instituciones.
Los “planes de estudio” no imparten modelos de superación personal, prácticas de liderazgo, ni espíritu emprendedor. El producto sigue siendo “empleados eficientes” para un mundo que ya no ofrece “empleos interesantes y satisfactorios” para todos.
La sociedad (sus valores, sus creencias y su orden institucional) se encuadra entre cuatro vértices: a) el desempleo, b) la corrupción, c) la desidia y d) sálvese quien pueda.
El significado del “síndrome de la cuadratura nefasta” es que en lugar de construir redes (que como las neuronas suelen representarse en forma circular), la sociedad tiende a fragmentarse dentro de “cuadrados” siguiendo criterios muy esquemáticos de “afinidad” con jerarquías piramidales «dentro» y «entre» los cuadrados en los que se agrupan.
Piensa: los cuadrados se desplazan con más dificultad que los círculos. Dime, ¿qué opinas al respecto?
Hola Mario, no cabe duda que en todas partes encontramos dificultades con la educación. Siempre habremos algunos que buscamos la reflexion y la accion sobre la educación. Un abrazo fraterno, jm