Las crisis financieras juegan un papel creciente en la fluctuación de la calidad y la efectividad del sistema educativo. La preocupación por “los mercados”, le suele quitar protagonismo a la fundamental cuestión acerca de cómo los individuos y los hogares afectados por la crisis podrían superar favorablemente las dificultades con sistemas educativos mejor adecuado a los contextos sociopolíticos, económicos y tecnológicos regionales.
La regular tendencia al aumento de la matrícula escolar en Argentina durante las primeras 7 décadas del Siglo XX, se invirtió dramáticamente en los últimos 25 años en que comenzaron a aumentar la frecuencia y la profundidad de las crisis financieras.
Los indicadores de relación entre la educación y gastos públicos, muestran que la proporción del presupuesto asignado a la educación ha disminuido en la mayoría de los más pobres del planeta.
Con las crisis financieras, prácticamente desaparece la escolarización de los niños de los hogares más afectados. Al mismo tiempo, los hogares pobres tratan de proteger la educación de los niños mayores.
En contraste, entre los hogares menos desfavorecidos, hay pocas pruebas de que las crisis hayan tenido algún impacto nocivo en la escolarización de sus niños.
Surgen dos lecturas. En primer lugar, el impacto que las crisis financieras abaten sobre el sistema educativo a medio y largo plazo es mucho más profundo y negativo, que los efectos inmediatos. En segundo lugar, los hogares más afectados por las crisis han adoptado estrategias con respecto a la inversión en educación que tratan de minimizar la carga económica de la crisis en el bienestar de todo el hogar y optado por invertir en la escolaridad de esos niños para los cuales los rendimientos es probable que sean más rápidos.
Si bien no cabe esperar que la renovación institucional, de contenidos y de metodologías pueda contrarrestar en el corto plazo los impactos inmediatos de las crisis financieras, es seguro que tal “renovación” —en la medida que esté bien realizada— podrá evitar muchas crisis futuras o, al menos, que sus impactos afecten a mucha gente durante mucho tiempo.
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