¿Existe una dimensión de respuestas universalmente válidas acerca de lo que es la innovación y sobre cómo se la gestiona? ¿Existe un concepto que se pueda aplicar a cualquier tipo de organización, a toda clase de proceso y/o a cualquier familia de productos?
¿En qué piensas o a qué idea asocias cuando escuchas hablar sobre “innovación”?
En general, se comprende que la innovación es la mejora de un proceso. Pero no está claro, para la mayoría de las personas que conducen empresas, que la innovación es algo diferente de la I+D; y, peor aún, cuesta mucho hacer que las personas revisen críticamente el juego palabras I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) creado para completar discursos políticamente correctos pero de muy compleja aplicación en la economía real de las micro y las pequeñas empresas.
Los marcos de referencia —y también los paradigmas— que han sido útiles para la gestión de la innovación dentro de las medianas y grandes empresas privadas, y de los organismos públicos, están sufriendo —para bien o para mal— un dramático impacto como resultado del abrupto cambio de escenario económico global.
En un sentido paralelo, los autoempleados, los profesionales independientes, las micro y las pequeñas empresas comienzan a percibir que ya es hora de actuar en un campo que se suponía exclusivamente reservado para las medianas y grandes empresas (sobre todo «tecnológicas» o «industrias») y para el que se necesita «vestimenta» y «dotes» especiales.
En muy pocas semanas, países considerados “estables” pasaron a tener un escenario inestable. Se han modificado, profundamente, las reglas fundamentales del funcionamiento social; desde los volúmenes y las prácticas de intercambio comercial, pasando por la financiación de las actividades productivas, hasta los hábitos sociales.
En países que hasta hace pocas semanas se consideraban con una estabilidad inmutable, como el caso de España, Alemania y Estados Unidos, ahora están entrando en escenarios pauperizados en todos sus niveles.
¿Por qué ignorar que las prácticas de la innovación también se han modificado? ¿Por qué considerar a la innovación tal como se la ha venido entendiendo en los últimos meses, hasta hace pocas semanas atrás?
¿Qué permite suponer que todo, menos la innovación, tiene que ser revisado y reformulado en profundidad?
Tengo tres propuestas, sobre todo a nivel de las micro y las pequeñas empresas, particularmente para las personas que ejercen alguna actividad económica independiente ya sea como “autoempleo” o el ejercicio de una actividad profesional en forma independiente:
- Buscar información, analizar y promover el intercambio de perspectivas con colegas, proveedores, clientes de confianza y conocidos personales. Agite, en todos los ámbitos que pueda la discusión sobre modelos asociativos —temporales o permanentes— para continuar trabajando.
- Abandonar la mirada, la atención, y el empeño (incluyendo la asignación de recursos) sobre las fortalezas, sobre lo que se conoce mucho, sobre lo que se hace bien y lo que podría considerarse “el factor diferenciador” de la competencia (eso por lo que se es famoso y apreciado por los clientes); para comenzar a mirar, prestar atención y asignarle recursos a las debilidades, lo que se desconoce y sobre lo que nunca se ha prestado atención porque suponía pérdida de tiempo y que “no” pertenece “al negocio”.
- Informarse sobre lo que significa, en este escenario incierto, ir “a la frontera” del negocio. Esas zonas alejadas de lo que está en el centro de la actividad, que se difuminan (yo prefiero pensar que “se entrelazan”) con lo que hacen los demás. En la frontera se puede aprender la tendencia hacia donde puede ir el negocio, porque si bien allí está la menor cantidad de clientes consumidores: están las personas que suelen consumir lo más novedoso (en todo tipo de negocio y para todo tipo de producto.
Sería muy oportuno tu valioso comentario al respecto de estas ideas, en especial si pudieras sugerir fuentes de información y casos prácticos de micro y pequeñas empresas o trabajadores independientes que han logrado mejorar su desempeño gracias a alguna innovación.
#Paola,
Gracias por su interés en los contenidos de mi blog. No es el espacio, ni el medio para brindar servicios de consultoría y/o formación que mi empresa desarrolla en otro tipo de espacio y modalidad. No obstante le ruego que considere estos dos puntos claves:
1) La información debe ser relevante (lo que no quiere decir «mucha» ni «redundante») para poder comprender una consulta.
2) El problema no es encontrar las soluciones, el problema es ver con claridad cuáles son los problemas; con qué propósitos y con cuáles recursos emprender una innovación en cualquier área de cualquier tipo y tamaño de organización.
hola me podrian ayudar con esto por favor : una empresa de abarrotes, comerciar varios tipos de productos, para abastecer la demanda de los clientes, donde se valore la calidad, la buena atención y el precio justo de los productos ofrecidos.
De acuerdo al párrafo anterior como clasificaría la empresa y como se podría innovar y liderar el negocio.
@Daniel, ¿sabes («¿sabés?» diría entre-casa) por qué motivo adhiero a tu observación para no referirme a mis «ex-alumnos»? Por dos causas fundamentales y por los que pido disculpas a ellos.
1) Uno nunca deja de ser padre de sus hijos. Tampoco deja de ser maestro de sus (mis) «alumnos».
2) Por que «alumno» significa «falto de luz» y «docente» significa «el que da la luz».
Es una aberración que ha destruído el arte de enseñar y la magia de aprender.
La estratificación: «docente» que da luz a la oscuridad del «alumno» ha destruido a través de la historia de la humanidad el simple acto de «facilitar el aprendizaje» para convertirlo (en términos de Rosana Rossanda) en un acto de «modelación» de las generaciones en cuadros subalternos con competencias profesionales que la sociedad necesita para la perpetuación de su status quo.
Dicho en simple. Es una mierda eso de estratificar a la relación del aprendizaje entre «alumno-docente». Pido disculpas a MIS estudiantes.
Ahora, dos puntos importantes. No te crees de mi, ni difundas sobre mi, una imagen tan distorsionada colocándome del lado de los «sabios». Soy un hombre silvestre, plagado de temores, sometido a varios problemas (sobre todo vinculados a la inmigración en condiciones económicas personales poco favorables, en un país donde «ser argentino» es una cualidad, pero «ser mayor de 58» es un problema y con la pretensión de «meterme» en un sector de actividad muy dinámico, con gente de mucho talento y donde los que ya tienen 35 años son «nonos para el geriátrico»…).
😉
Yo aprecio tu estilo porque eres «directo». Pero tienes una tendencia a conducirte en planos muy blancos o muy negros y, a veces, pierdes el valor de la policromía. No estoy criticando nada. Para nada. Todo lo contrario. Me haces (me «hacés») recordar cuando yo tenía 30 años… todavía adolezco de ciertos «males» 😉 Si buscas «por ahí» te encontrarás artículos míos en donde confronto y toco intocables como Mr. «Coso Caras a Bofetadas» y otros iconos indiscutibles…
Yo vengo de una cultura donde nuestro máximo icono nacional, es uno de los diez hombres más famosos de la humanidad que, en un deporte que está prohibido tocar la pelota con la mano, hizo un gol con la mano, a la selección nacional de fútbol del país que ha sido, históricamente, nuestro principal socio comercial y estratégico y al quien por la locura de un alcohólico le declaramos la guerra y nos «cocimos» 649 jóvenes argentinos y a 258 ingleses.
Así es la cultura donde me he criado.
Nací en tiempo de incertidumbre y los pocos años en los que pude disfrutar de alguna estabilidad… me caso con la mujer de mi vida (la más bella de todas las andaluzas) que me dice: «káriño, noz volvemo pa´caza».
No se las madrileñas, las vascas, las gallegas, las catalanas, las valencianas y todas las demás extraordinarias mujeres de España… pero cuando una andaluza te dice «hay que hacer «ésto»», no te consulta, ni te ofrece varias posibles alternativas, sino que «la anduluza» ha decidido como son las cosas… pues bien: este «pechito argentino» «violín en bolsa» (como dice un tango), silencio, subordinación y valor. Aquí estoy… escribiendo en mi blog a un ciberamigo a las 3:30 (dento de 4 horas me debo levantar para llevar al «pibe» al «cole») porque el resto del día estoy puliendo ideas para sobrevivir.
Como diría Eduard Punset: «un abrazo, Dany, me voy a dormir que estoy agotado (aunque feliz de comunicarme con gente como tu —como «vos»).
Abrazo,
Mario
Perdona Mario, después de leer varias veces tu comment (lo necesito para sacarle el jugo que se merece, ya que cada palabra tiene un peso específico) comentaría cada línea … pero como esto convertiría este magnífico artículo en un chat a 2, prefiero no hacerlo. No obstante no me puedo callar una cosa … por favor no digas ex-alumnos … aunque no he tenido la gloriosa suerte de ser alumno presencial tuyo, si lo soy todos los días de forma virtual, ya que no hay día que no tengas miles de cosas que enseñarme. Estoy convencido que sigues teniendo miles de alumnos devotos como yo.
Mario, me conoces, no va conmigo decir lo que no pienso, ni destaco precisamente por ser políticamente correcto … lo que te digo lo digo totalmente convencido y de corazón.
Einstein, Ramón y Cajal, Freud … Punset … Mario Dehter
¿Cómo no me va a producir respeto comentar tus artículos dando respuestas como la que has dado? … muchísimas gracias Mario, todo un placer para mis sentidos.
@Daniel Peiró,
Entre tu y yo. Si alguien más quiere leer mi comentario que hago público, dedicado especialmente a ti, yo le aseguro que lo va a aprovechar. Pero si le parece «largo»… bueno… esto es: entre Daniel Peiró y yo. Gracias por su visita.
Estimado Daniel,
A mi me honra tu visita y tu comentario. Yo conozco personalmente a poco más del 21% de los «lectores registrados» al día de hoy (ex-alumnos, colegas, algunos amigos, mis hijas mayores, mi esposa, 2 de mis 14 cuñados y, creo, alguno que otro proveedor para comprobar diariamente mi buen estado de salud 😉 …) y estoy seguro que ellos también disfrutarán de tus «comentarios» cada vez que sientas libertad para expresarlos.
Aquí no «cosemos la cara» de nadie «a bofetadas» por disentir… 😉 a lo sumo, «delete comment» y ya está 😉 🙂 😉
Tus «conversaciones» en Twitter, en especial la calidad de tus «interlocutores», desmienten eso que dices sobre ti mismo «un usuario inexperto totalmente en estos temas…». Digo, eres un agitador, un animador, un provocador de ideas y discusiones precisamente en uno de los círculos más dinámicos y (felizmente) «inestables» de la cultura innovadora en España (lo que no es poco decir… otro día, con mayor coraje, reflexionaré sobre la injusta sensación de «debilidad» que tiene gran parte del pueblo español acerca de sus refinadas capacidades innovadoras… no lo hago porque soy inmigrante —agradecido a este país— y porque prefiero evitar «líos» justo en el momento en que menos problemas necesito en mi vida…).
Aún así, y que yo no pueda persuadirte de lo contrario (sí, Daniel Peiró: eres un innovador), vamos a aclarar un punto crucial: no es necesario ser innovador para innovar. Es esencial la cultura, el ambiente propicio, para tener «buenas» ideas y la actitud personal (o corporativa) para que esas «buenas» ideas fluyan sobre los procesos y/o los productos. Necesitamos ambiente social y capacidades personales para que la innovación se materialice en un hecho.
Dicho esto, me parece que acordemos esta idea: innova cualquiera, lo que no puede hacer cualquiera es que la innovación se transforme en un hecho posible (factible y viable, con sentido para «el negocio», y con valor para la gente que tiene que ver con ese «negocio»). Espero ser claro.
Tu valioso y apreciado comentario tiene, desde mi perspectiva, esta lectura: «muchachos, no sean «boludos», no estén dando palos en el agua; recurran al saber experto de quien puede ayudarles a innovar eficientemente».
¡Sí!, de eso se trata.
Sobre todo para los autoempleados, los micro y los pequeños empresarios que yo conozco, que son en quienes pensé cuando escribí este artículo.
Si te interesa el punto, te sugiero: Exoemprendedores.
Un cordial abrazo,
Mario
Mario … añadiría: darle valor a los profesionales de la innovación, ya que son los únicos que pueden/deben seguir tus puntos sin sufrir el handicap de la presión y las hábitos adquiridos por los gerentes/responsables de la empresa.
¿Mirar más allá que la competencia?. ¿Fijarse en los pequeños detalles?. ¿Experimentar?. ¿no copiar ni mejorar, si innovar?. Complicado para alguien que está viciado, más si decide dar ese paso ‘hacia delante’ en momentos de necesidad.
En pocos ámbitos creo en el trabajo exterior, de terceras personas desvinculadas … en innovación creo que es imprescindible, ya que la objetividad es clave.
Todo esto desde el punto de vista de un ‘usuario’ inexperto totalmente en estos temas (me produce demasiado respeto tu blog como para opinar de algo que no domino).