Hemos comenzado con Favio Trasi la realización de los video casos que nos ha adjudicado —en Licitación Pública— el Programa Regional de Emprendedorismo e Innovación en Ingeniería (PRECITyE).
El Propósito general es documentar en forma audiovisual (15 minutos) «historias emprendedoras» que deben constituir modelos de rol inspiradores del Espíritu Emprendedor de estudiantes, profesores, investigadores y egresados de las carreras de la Ingeniería en Latinoamérica.
Cuando comenzamos a diseñar los contenidos para los guiones de los vídeos quedó al descubierto un problema derivado de un enfoque que reduce diferencias entre conceptos: el «espíritu emprendedor» no es la «capacidad empresarial».
Si bien es cierto que el espíritu emprendedor es un aspecto inherente a la naturaleza humana, por sí mismo: no es la causa del desarrollo económico, ni ofrece opciones de carrera para los individuos.
El espíritu emprendedor es una consecuencia del desarrollo de un país y no su causa.
La diferencia no comprendida ha generado derroches de recursos despilfarrados en nada. Desde el sector público se crearon instituciones «especializadas» para el fomento de iniciativas empresariales y se pusieron en marcha infinidad de programas con la ilusión de crear el efecto «derroche de riqueza» que, en realidad, sólo disfrutaron funcionarios asalariados apoltronados en cómodas oficinas.
Inspirados en la mítica «Ruta 66» todos queríamos tener una de esas experiencias como el Silicon Valley. Algunas Universidades Latinoamericanas fueron creando desde mediados de la década de 1990 sus propios «cursos y concursos» emprendedores y llegaron a diseñar incubadoras de empresas inspiradas en modelos institucionales europeos; aún cuando en algunos casos lograron un mesurado impacto facilitando el surgimiento de algunos spin off razonablemente exitosos, en general han resultado insuficientes para vincular a las Universidades con las empresas y articular sus actividades de I+D+i con la transferencia del conocimiento a la capacidad de innovación en el sector privado.
Las estrategias de incentivo a las iniciativas emprendedoras innovadoras y las actuaciones de emprendedores con capacidad de traccionar proyectos innovadores que fortalezcan sus respectivos entornos socioculturales y económicos no fueron suficientes para crear una situación de desarrollo regional homogéneo y, dentro de Latinoamérica, se profundizaron abismales diferencias de sus fortalezas empresariales y bienestar social.
Me estoy acordando en este momento de un amigo, Conrado González. Será justo reconocerle su impronta en el esfuerzo argentino de revertir la figura de la «extensión universitaria» en la acción de «vinculación universidad-empresa».
Con frecuencia las políticas (sus planificadores y/o sus ejecutores) han confundido «espíritu emprendedor» (ver Nacer Naturalmente Emprendedor) con «capacidad empresarial».
Este error de enfoque, provocó que se estimularan actividades emprendedoras aplicando recursos, formación y consultoría sin crear reglas de juego ni condiciones ambientales que alienten a las iniciativas emprendedoras con potencialidad de convertirse en motores del desarrollo regional y con suficiente capacidad crítica para desalentar las “intenciones” inconsistentes o que no estuvieron suficientemente enlazadas con las necesidades del mercado.
Sobre todo, confundieron las políticas para fomentar la creación de empresas, con paliativos para enfrentar el desempleo.
Si el objetivo es el crecimiento económico con impacto positivo directo sobre la calidad de vida de la población, hay que poner atención en las políticas que fomenten la convergencia entre el espíritu emprendedor y la capacidad empresarial, considerando que se trata de conceptos convergentes que requieren metodologías de facilitación didáctica diferentes.
Las carreras de ingeniería forman excelentes capacidades empresariales; ahora es tiempo de darles sustento sobre un tejido que entrelace “espíritu emprendedor” con iniciativas innovadoras que inciten tanta pasión en sus emprendedores como en sus clientes.
Esta es la base conceptual de las «historias detrás de las historias»que nuestros objetos de aprendizaje audiovisuales van a develar:
- naturaleza innovadora,
- el comportamiento asociativo,
- estrategias personales para implicarse en las cadenas de valor socioproductivas, y
- las habilidades sociales propias del espíritu emprendedor que sustenten y optimicen a la capacidad empresarial de los “actores” (las personas y sus instituciones) de la Ingeniería en Latinoamérica.
Claves de las «Historias detrás de las Historias»:
Proponemos develar las claves de comportamiento de los emprendedores, sus motivos, sus habilidades sociales y cómo fluye su talento sobre sus procesos de gestión y producción.
Hemos avanzado por atrás de sus “historias empresarias” profundizando en sus testimonios sobre cómo actúan estos casos modelos: mostrar lo que sustenta a su identidad como emprendedores.
En el proceso han aflorado valiosas claves que ahora toca procesar en forma audiovisual:
Las relaciones sociales participan de sus procesos profesionales y viceversa.
En general, las personas podemos recordar con facilidad una cama en la que hemos dormido hace dos años; pero nos cuesta imaginar la cama donde dormiremos dentro de 10 años. Es un hecho simple que demuestra que los humanos somos incapaces de predecir el futuro, aún cuando sabemos cómo recomponer nuestro pasado.
Aún cuando el pasado nos predispone, estamos documentando casos (modelo) que dan más valor a poder anticipar lo que va a ocurrir que a explicar lo que ha ocurrido.
Allí vamos.
Un comentario en «Luz, Cámara, Acción: rodando emprendedores!»