ADVERTENCIA: lectura no apta para quienes creen que soy «aséptico» e inmune a la estupidez.
He recibido un par de consultas por qué uso, en algunas redes sociales, un avatar con un mono que está o «avergonzado», o «riéndose de todo»… tengo varias respuestas que te gustarán escuchar, pero te diré la que debes saber:
- Estoy «avergonzado» por el rumbo de mi patria (natal) y el descalabro en mi país de adopción (residencia); en donde las naturales fisuras que provocan las ambigüedades de sus ecosistemas institucionales se están transformando en profundas grietas en la ecología social.
- Siento «vergüenza ajena» por líderes ─educadores y políticos─ aferrados a sus poltronas dando lecciones para que la gente salga de su «zona de confort» a la vez que ellos se atrincheran, con sus compinches, en zonas de confort más amplias y seguras.
- Me causa mucha gracia sentir que nos estamos acercando al acantilado que traza el poema de Wilhelm Albert Włodzimierz Apolinary de Kostrowicki (alias Guillaume Apollinaire, 1880-1918):
«Acercaos al borde, les dijo.
Tenemos miedo, respondieron.
Acercaos al borde, les dijo.
Ellos se acercaron, él los empujó…
y salieron volando.»
evitar saltar y volar sería involucionar a otra fantástica historia sobre el planeta de los simios
(que los monos me perdonen)