El tiempo es un recurso intangible presente en todos los eventos y en todos los elementos del universo. Si bien no podemos controlar su presencia, ni su ausencia, sí podemos administrar lo que nosotros hacemos con nuestro tiempo, en el tiempo.
La urgencia contemporánea para innovar plantea un dilema crucial: la presión del tiempo para que la gente realice bien su trabajo, ¿contribuye o dificulta al pensamiento creativo?
Tiempo de reflexionar sobre el tiempo…
Los gerentes, empresarios y los nóveles emprendedores que consideren que existe una relación lineal entre la «presión de tiempo» y la «creatividad», suponiendo que la impronta de la innovación es una «actividad frenética», están cometiendo un error muy severo.
La relación entre ambos factores es curvilínea; existe un ritmo (timing) propio de cada grupo humano, vinculado con la naturaleza de su actividad y el perfil individual de sus integrantes, que podría ser útil para responder:
- ¿Cuándo la presión del tiempo es tan alta como para provocar estrategias de pensamiento que no permiten pensar creativamente?
- ¿Cuál nivel de constreñimiento a los plazos de vencimiento es demasiado bajo como para que no se genere la sinergia creadora necesaria para innovar?
Algunas respuestas intenté adelantarlas en: Presión por el Tiempo para Innovar.
El agradecido soy yo Mario por tu deferencia y cortesía.
Amplío lo que ya te lo he dicho, tu blog tiene la frescura que uno experimenta en un coche descapotado costeando una rivera marítima.
Saludos cordiales.
– Daniel
Es una buena lección. Siempre y cuando «la rutina» no se transforme en «burocracia».
Digo, en las organizaciones a veces enfrentamos un nuevo problema; lo analizamos, lo comprendemos y le encontramos una solución. Es decir, transitamos el proceso del «pensar, crear e innovar».
Y el problema: desaparece.
Adoptamos «la solución» como parte de nuestra rutina. Porque hemos aprendido que es la manera de evitar aquel problema.
Pero un día, alguna otra condición de la organización hace que aquel «problema» no tenga más motivos para volver a presentarse. Pero seguimos aplicando «la rutina»; sin revisar si el procedimiento creado en un momento sigue teniendo sentido en este momento. Eso es, el germen de la «burocracia». La «grasa» que entorpece la creatividad y a la innovación.
Ejemplo: en España existe «la rutina» que personal especializado pase cada dos meses para «leer el medidor» de la luz, ese es el procedimiento rutinario de una de las empresas más grandes e innovadoras de Iberoamérica (ENDESA) para poder cobrarle a sus clientes la energía eléctrica que consumen.
En los 55 años que he vivido en la Argentina, SEGBA, ÍTALO y las nuevas «privatizadas» tamibién aplicaban ese mismo procedimiento.
Pero ahora, las facturas eléctricas a los clientes españoles se les cobrará por consumos mensuales. Lo que está creando un problema burocrático que malhumora a los clientes y entorpece la gestión del proveedor porque están suponiendo que tendrán que duplicar la dotación del personal afectado a la «lectura de los medidores» o que la plantilla existente deberá duplicar su carga de trabajo con todos los problemas sanitarios, sindicales y políticos que ellos conlleva.
Bastaría un simple chip agregado al mecanismo del «medidor», que por la misma red eléctrica (sin agregado de nuevas instalaciones), transmita a un ordenador (el mismo que hoy elabora las facturas de cada cliente) la medición del consumo. El personal dedicado a la «rutina» de la «lectura de medidores» podría seguir realizando el trabajo de controlar o intercambiar el chip en caso de avería.
Pfffff… la aplicación de esta manera de evitar que la rutina se convierta en una valla burocrática, resulta mucho más sencilla que explicarla.
¡Gracias Daniel! por enriquecer con tanto valor este blog.
El mejor Profesor que tuve en management y liderazgo me sorprendió cuando me dijo:
A mayor cantidad de rutinas, mayor creatividad.
Yo lo miré sorprendido, como cuando miro a un político en su indecifrabilidad discursiva.
Pero por suerte mi mejor profesor me explicó. Las rutinas son extremadamente útiles al acortar el tiempo de realizar las tareas, por lo que generan un tiempo sobrante, que puedes dedicar a pensar, crear, innovar.