Los sistemas de creencias cambian incrementalmente como resultado de la sucesión de éxitos y fracasos experimentados.
Algunos especialistas en la formulación de políticas públicas que apoyan al florecimiento de las iniciativas emprendedoras están considerando si los recursos se podrían utilizar más eficazmente si fueran dirigidos hacia los emprendedores habituales o «seriales», en lugar de incentivar el surgimiento de nuevos emprendedores.
La disyuntiva lleva a considerar las diferencias entre los emprendedores inexpertos y experimentados y las relaciones entre experiencia y éxito emprendedor. Para poder comprender y decidir acerca de esta cuestión es necesario arbitrar los recursos para mediar entre «la experiencia» y «el éxito» emprendedor.
Si bien la “necesidad de poseer experiencia empresaria previa” suele ser un argumento utilizado para la formular de políticas, diseñar cursos de formación y programas de asistencia para los emprendedores, varias investigaciones científicas demostraron que no existe una relación directa entre la experiencia previa que posean los fundadores de nuevas empresas y el éxito de sus emprendimientos.
La experiencia es lo que es, pero no es más de lo que es.
La utilidad de la experiencia previa se manifiesta en la calidad de las oportunidades en que los emprendedores se detienen a analizar.
La experiencia previa sirve para identificar cuáles son las oportunidades en las que vale la pena aprovechar y a cuáles hay que dejar pasar.
Dicho de otra forma: la experiencia previa, combinada con la información que va procesando, crea un “sendero del conocimiento” (Venkataraman, 1997) que permite a algunos individuos descubrir oportunidades que la generalidad de la gente no puede reconocer.
El grado en que los individuos buscan información relevante, e identifican oportunidades de negocio, está determinado por su capital de conocimientos previamente adquiridos.
Implicancias en las políticas de desarrollo emprendedor
Es necesario considerar que las políticas, metodologías didácticas y contenidos pedagógicos para la formación de emprendedores, tienen que ser definidas según se trate de apoyar a emprendedores «habituales o seriales» o «novatos».
Gran parte de los programas de promoción y asistencia fracasan porque se dirigen a todo tipo de “emprendedores”, asumiendo que se trata de un colectivo genérico, sin considerar sus necesidades, ni sus capacidades específicas.
Los emprendedores habituales muestran un comportamiento más cauteloso a través de sus subsecuentes emprendimientos porque prefieren cuidar su reputación, previniéndose de posibles fracasos.
Esta “prudencia incremental” (de emprendimiento a emprendimiento) puede constituir una barrera para asumir un comportamiento más innovador en sus futuras empresas; tanto es así, que gran parte de los “emprendedores seriales” intentan sólo negocios afines con los que ya han experimentado anteriormente con éxito, que emprendimientos en actividades totalmente nuevas.
Por su parte, los emprendedores novatos asumen comportamientos menos sofisticados durante la búsqueda de una oportunidad de negocio.
Mientras que los emprendedores habituales pueden requerir ayudas para gestionar aspectos relacionados con el mercado, el background de la experiencia profesional de la mayoría de los emprendedores novatos puede no ser apropiado para sus respectivas carreras emprendedoras.
Contrariamente a muchos “supuestos” teóricos, falsamente sustentados por un mito infundado acerca del novel «creador innovador”, muchas buenas investigaciones científicas están explicando que, debido a su inexperiencia, gran parte de los emprendedores novatos no pueden responder satisfactoriamente a los cambios del mercado y son incapaces para adaptarse a los cambios abruptos de las condiciones ambientales.
😉
experiencia es lo que tienes cuando no obtienes lo que quieres…