¿Los empresarios nacen o se hacen? La respuesta implica a ambos conceptos. Existe una combinación entre seguir instintos personales y participar en un ambiente que cultive y oriente el talento para emprender. El testimonio de Dan Bricklin, «padre» de las planillas electrónicas de cálculo, da cuenta que hay muchas cuestiones más allá de la motivación y el talento personales de quien nace-naturalmente emprendedor. Es una cuestión de Fe.
En mi trabajo cotidiano como educador, formando emprendedores creadores de empresas, aprendí a entender la desconexión entre el «conocimiento explícito» que el alumno adquiere en el aula, y el «conocimiento implícito» en las tareas que desarrolla afuera del aula.
Veo que, en general, aún cuando los estudiantes se apasionan con juegos en donde deben comprender y ejercitar comportamientos emprendedores, ellos tienen muchas dificultades para invertir el aprendizaje sobre sí (darle la vuelta al), para tomar decisiones autónomas (independientes) con el objetivo de plantearse objetivos para sus carreras profesionales u ocupacionales.
Quizás por esa desarticulación entre «la escuela» y «la calle», materializada en la débil transferencia de conocimientos desde el aula hacia los otros contextos de actuación, los estudiantes que realmente maduran su vocación profesional hacia la creación de sus propios emprendimientos son aquellos que, además de sus estudios de grado, desempeñan alguna función en una actividad extra-universitaria como puede ser:
- un empleo de mediana o alta jerarquía (gerencias o jefaturas),
- empleos simples, sin jerarquía alguna, pero que se desempeñan en pequeñas empresas donde el estudiante está en permanente contacto con el dueño de la compañía, o
- puestos dentro de empresas familiares en donde el estudiante deba cubrir muchas funciones simultáneamente.
He comprobado, además ”también en mi propio caso personal”, que la participación en actividades extra-escolares tales como la pertenencia a equipos deportivos o la práctica de deportes individuales con participación en competencias (amateurs o profesionales), la educación religiosa paralela a la instrucción laica sistemática (estudios bíblicos, pertenencia a coros litúrgicos) y/o la participación continuada (desde la infancia) en organizaciones juveniles que incluyan actividades de campamentismo y/o exploración, favorecen al desarrollo de un nítido espíritu emprendedor que en la mayoría de los casos inspira la creación de una empresa propia.
La naturaleza desafiante de algunas funciones o especialidades laborales (trabajar como vendedor, por ejemplo) y algunas experiencias socioculturales (participar en un elenco teatral amateur, por ejemplo) modelan estilos de vida que acentúan el placer por el libre albedrío y la toma de decisiones independientes.
Nadie emprende nada como resultado de participar en un curso para emprendedores. Cada uno de los casos de emprendedores exitosos que se analizan conducen a la consideración que la columna vertebral de todo empresario se construye y consolida desde las experiencias cotidianas de vida en donde las más significativas terminan siendo los modelos de rol a los que se está expuesto, el tipo de actividades que se realizan afuera «del aula» y el perfil de los pares con quienes las desarrollamos.
Estimado Esteban, te envío el doc por mail. El artículo está disponible en https://www.mariodehter.com/publi/nacer_emprendedor.pdf
Cordial abrazo,
Mario
no puedo descargar el documento, intento desde otra PC y tampoco me deja. justo en la mejor parte