El principio siempre tiene dificultades.
El aprendizaje para transformar a las ideas en iniciativas necesita algo de tiempo, elaborar un proyecto, consolidar la experiencia y mantener el compromiso con constancia para aprender a gestionar la acción.
Nada se produce “por casualidad”. En general todo lo que ocurre tiene varias causas de las que podemos o no ser conscientes.
Es probable que algunos factores no estén bajo nuestro control, o que algunas circunstancias no sean percibidas. Algunas cosas suceden sin saber sus motivos; entonces lo solemos atribuir a “la suerte”. No es así.
Aquello que ocurre sin saber su “por qué” ─ni el “para qué”─ puede tener buenas o malas consecuencias, ser útil o inútil, vital o superfluo; aunque siempre cada suceso en todo proceso es un paso que nos acerca o nos aleja de nuestros deseos y de nuestros objetivos.
El proceso de transformar una idea en un proyecto en marcha, siempre es el resultado de nuestras decisiones mediadas por nuestras emociones, nuestros aprendizajes mediados por nuestro compromiso y nuestra voluntad para lo que deseamos que suceda: ocurra.
Deseo, tiempo, aprendizaje, voluntad, experiencia, compromiso y constancia. Esto forma y fortalece nuestro talento.