Es un hecho contrastado globalmente, irrefutable, que los finlandeses sostienen con esfuerzo desde hace varias décadas con merecido orgullo; sin estridencias y siempre ocupados en la innovación para mejorar continuamente.
Desde hace casi 20 años los estudiantes finlandeses superan en conocimientos de matemáticas, ciencias naturales y habilidades de lectura de más de los 40 países más desarrollados incluidos Estados Unidos, Alemania y Japón.
Desde 2010, Finlandia ha logrado permanecer entre las naciones mejor valoradas en competitividad económica a nivel global.
El exitoso desempeño de este país europeo con una densidad de población de apenas 17 habitante por km2 se basa primordialmente en sus políticas educativas puestas en marcha hace 50 años, según lo analizó el Banco Mundial en su informe «Desarrollo de políticas y principios de reforma de la educación básica y secundaria en Finlandia desde 1968» (“Policy Development and Reform Principles of Basic and Secondary Education en Finland Since 1968”, por Erkki Aho, Kari Pitakänen y Pasi Sahlberg, 2006, Editado por The World Bank, 166pp).
La metodología para formar el talento de sus profesores, el cuidado diseño ergonómico de sus escuelas y la disponibilidad universal de tecnología educativa de punta no son los motivos suficientes para entender la excelencia de las escuelas finlandesas.
El mencionado informe del Banco Mundial destaca 10 razones o claves de éxito.
Aunque supongamos que esto sólo es posible en un país con la «ecología social» finlandesa y caben pocas o ninguna esperanza que este modelo de diseño instruccional y gestión educativa se pueda replicar en países de Iberoamérica, cometeríamos un gravísimo error si no nos damos la oportunidad de analizar y entender una pocas claves: i) la educación es un Asunto de Estado y no un instrumento de dominación de grupos de poder sobre el resto de la sociedad; ii) el talento de los profesores tiene que contar el respaldo y el reconocimiento social; y iii) se deben integrar comunidades de prácticas multidisciplinarias, interinstitucionales e interregionales.
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