Hay ganadores perdedores. Gente que tiene “la sartén por el mango”, pero otros son los que controlan si el fuego está encendido o apagado.
La reacción —“¡y tú: más!” está haciendo estragos cuando gobernantes (figurativamente) y opositores (nominativamente) juegan el perverso juego a ver quién se desgasta primero.
Ambos se desgastan. La fricción entre fracciones demuele la esperanza. La gente se cansa y la sociedad en su conjunto se degrada. Mal pronóstico.
Por cada “prospecto de colores” que nos muestran hay verdades ocultas —“materia oscura” dirían los astrónomos— que no se pueden disimular sólo porque la TV repita constantemente: —“estamos lo mejor que podemos estar y no podemos hacer más porque estamos en crisis” (y sigue: “… porque nuestros antecesores lo han hecho muy mal”, o “… porque los que gobiernan lo hacen peor”).
Y así. Te toca jugar: ¡pierde!
Estoy anclado en la Ciudad de Buenos Aires despilfarrando mi tiempo y el dinero (que le debo al banco) con las manos atadas y la boca tapada porque vine a realizar parte de mi trabajo en un programa de formación de formadores que ya lleva tres semanas de retraso sin que nadie haya cometido errores y porque todos (contratantes y contratados) tenemos razón. Estoy frustrado hasta el caracú.
Te toca jugar: ¡pierde! Y tú más.
El juego “pongamos palos en todas las ruedas” se juega así: tú tratas de avanzar y “la otra parte” te detiene porque te demuestra con la lógica de su irracionalidad que tú marchas en el sentido equivocado.
Quieres evitar el conflicto, entonces rectificas el rumbo y otra vez te frenan. Y cada vez que te mueves establecen una regla o una amenaza con la que entorpecen tus movimientos. Y cuando no hay manera de detenerte, ¡zás! te enchufan una objeción que debes subsanar en un plazo perentorio que “la otra parte” verá cuándo será oportuno resolver.
No buscan crear problemas; tampoco solucionar los que se han creado por tantas reglas que se cruzan una y otra vez creando un escenario enmarañado imposible de transitar con eficacia y eficiencia. Procuran que te caigas del escenario.
Si tú te caes ellos creen que ganan, tu pierdes y se confirma la Ley del Juego del Programa Público:
“No gana el que tiene más poder, ni el más inteligente. Siempre gana el que conoce el juego”.
Perder ganado. Y tú más…
¿Y si yo juego “a perder” dejándome caer del tablero: ellos “ganan”?
(El “ocio forzado” genera malas ideas… cuidado).
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excelente articulo Mario!!! La verdad lo comparto plenamente dado que es lo que sucede cuando alguien crea un mundo de posibilidades y esas posibilidades hacen salir a la gente del «EFECTO AULA»
abrazo