¿Soy inmoral o amoral?

Del libro "Ser Hijo de Puta y Parecer Buena Persona", de Mario Dehter. Disponible en Amazon™
Ser Hijo de Puta y Parecer Buena Persona
Acomodar el criterio amoral-inmoral, según la propia conveniencia, es un comportamiento típico de las personas, las empresas, las organizaciones, las sociedades e incluso las naciones que encuadran o no como “hijo de puta”.
 
Dicho está: los hijos de puta saben que lo son, pero tienen decenas de buenos argumentos con arreglo a su particular criterio moral y ético que les permite justificarse ante sí mismos para aliviar su falta de escrúpulos y empatía sobre todo sabiendo que sus decisiones y sus actos causan daños a los demás.
 
Aplica aquello de “problema conocido no es más un problema”. Si tengo que comportarme como hijo de puta es porque no me queda otra vía posible para aliviar mis tensiones y satisfacer mis necesidades genuinas.
 
Los hijos de puta siempre van a enfocar con exclusividad las cuestiones prácticas y económicas que conllevan actuar de una manera u otra.
 
Las implicaciones éticas o morales de sus decisiones y consecuentes actuaciones no son consideradas porque no perciben los problemas de la ética ni de la moral en su cometido para lograr lo que quieren.
 

¿Productividad gana a ética?

Las empresas y los empresarios, los partidos políticos y los políticos, las instituciones y sus funcionarios, las organizaciones sociales y sus miembros, suelen aprovechar vacíos legales, lagunas legislativas o reglamentos ambiguos para lograr ventajas con procedimientos o comportamientos que no conllevan ninguna sanción formal (multa, prisión, obligación de resarcimiento de cualquier tipo, etcétera).
 
Los recortes de plantilla en las empresas cuando los resultados económicos son escasos o negativos, sin afectar los bonos ni la retribución de los directivos, ¿es de hijos de puta o un problema de amoralidad?
 
Está regulado que se puede despedir empleados por varios motivos, también si los resultados no son buenos, pero no está regulado que el despido de empleados esté vinculado a lo que ganan los del directorio y los accionistas.
 
En general, las grandes ganancias que logran algunos pocos además de “el buen saber hacer”, tiene una compensación con las pérdidas que padecen muchos otros.
 
La mayoría de los criterios de eficiencia y competitividad en general están por arriba y ganan a los principios morales porque el mercado premia al más competitivo y eficaz para solucionar necesidades de formas más baratas, rápidas y sobre todo atractivas.
 
¿Te gusta la ropa deportiva Nike? ¿Sabes el drama social que hay detrás de la industria de indumentaria de marcas globales que nos gustan a todos? Hay una doble ética: por un lado, lindo, bueno y barato; del otro lado explotación infantil, contaminación medioambiental y evasión impositiva.

Suma y sigue

La moda de las declamaciones acerca de la “responsabilidad social corporativa” que emergió con fuerza en el último cuarto del siglo XX es eso: bella melodía para los oídos, aunque superficial e ineficaz en el campo del día a día de miles de millones de personas en todo el planeta.
 
Hacemos negocios con países que aplastan a otros países porque no nos aplastan a nosotros y porque nosotros ganamos dinero y solucionamos muchos problemas en nuestro propio país por los beneficios que nos otorgan sus conflictos.
 
Denunciamos a unos y aplaudimos a otros según que nos proporcionan. Este “doble rasero” no es de hijos de puta, no; es una simple ecuación de sobrevivencia que se justifica, la mayoría de las veces, con que si no lo hacemos nosotros lo harán otros y somos nosotros los que perderemos.
 
¿Ejemplos? Los podrías encontrar en cuestiones cotidianas que habrás visto, o hecho, hace un rato. Pero sólo para mencionar algunos ejemplos contemporáneos que hicieron temblar a los pilares del universo. …

Es importante destacar que estos ejemplos de conducta empresarial no implican necesariamente una intención deliberadamente maliciosa, sino más bien una falta de consideración de los aspectos éticos en la toma de sus decisiones.

Aunque, acciones de este tipo provocan consecuencias negativas para la salud pública, el desarrollo socioeconómico, el medio ambiente y también para las propias empresas a largo plazo, con lo que se demuestra la importancia de integrar consideraciones éticas y morales en la toma de decisiones y el comportamiento humano.
 
Pretender obtener el máximo beneficio económico en un negocio no es inmoral. Lo que es inmoral es provocar daños a los demás, a veces explotando su desconocimiento o abusando de vacíos legales, para ganar más.
 
Suma y sigue. Hasta la última ronda del perverso juego a ver quién es más hijo de puta, por más tiempo.
 
Que el último apague la luz al salir.
 
FUENTE: «SER HIJO DE PUTA Y PARECER BUENA PERSONA», disponible en Amazon™

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