Emprendedores impresionantes

Tiza y Pizarrón
La mayoría del aprendizaje no viene desde el pizarrón

Tengo un sentimiento “bipolar” ante el creciente “ruido” entorno del fomento emprendedor. Por un lado me fortalece la esperanza que un mundo mejor es posible; pero por otro lado percibo una reiteración política poco operativa y paradojalmente vacía de la innovación que intenta estimular.

Se reitera, sin aportar nuevas ideas ni nuevas soluciones a los nuevos problemas, la mítica creencia que la “creación de empresas” será el resultado de impartir cursos sobre gestión de empresas a desempleados, y/o expedir pequeños y efímeros estímulos económicos a jóvenes “futuros empresarios”.

Hace pocos días el Gobierno de España declaró, a través de su Vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría: «Alfombra Roja para los Emprendedores«.

Por un instante me pareció estar viendo al Sr. Rodrigo de Triana, trepado a la cofa de La Pinta, gritando “¡Tierra!” cuando avistó al Nuevo Mundo en 1492.

No es algo nuevo declarar que se pondrán “alfombras rojas” a los emprendedores en forma de pequeñas ayudas. Lo verdaderamente novedoso resultaría facilitarles el camino a los “emprendedores impresionantes”.

Los emprendedores impresionantes son los que asombran tanto por sus ideas, sus energías, su pasión, sus competencias, sus habilidades sociales para crear y desempeñarse en redes de relaciones sociales personales y profesionales de apoyo, armar y conducir equipos eficientes y su clara visión sobre como lograr materializar lo que pretenden hacer.

Lo “nuevo”, e innovador, sería comprender que significa ser un “emprendedor impresionante”; lo que implica reconocer cuál es el verdadero adn emprendedor (que sí se puede modelar en un programa formativo), y cómo se puede alentar a la ideología emprendedora (que sí se puede estimular desde el sector público); asumiendo que ninguna de ambas cuestiones está vinculadas ni con la edad biológica ni el grado de formación académica del emprendedor.

Me temo que cuando en la “la política” se habla de “emprendedores” se refieren a jóvenes universitarios entusiastas y/o desempleados menores de 35 años que van a actuar creando sus propias (prósperas) empresas porque alguien les diga —“Ahora tú eres un emprendedor que debes emprender en este momento”.

Los “emprendedores impresionantes” no están pendientes de buscar subsidios en el sector público, ni necesitan que un funcionario le diga “cómo es el futuro”, ni son personas motivadas por lograr un diploma en un “curso para emprendedores”.

En general, a los “emprendedores impresionantes” los inspira hacer mejor (más rápido, más sencillo y con eficiencia) lo que ya se hacía antes, o hacer lo que nunca antes se ha hecho hasta este momento.

Además la naturaleza del ser emprendedor no está circunscrita a tener 25 años de edad cronológica, más o menos; ni se vincula más estrechamente con la experiencia laboral previa y modelos de rol en su entorno cercano que con la formación y “los relatos” sobre cómo emprenden los demás.

Quienes formulan políticas públicas para el fomento emprendedor (por el motivo que sea: paliar el desempleo, favorecer el desarrollo local o de un sector de actividad, reconvertir modelos económicos, etc) deberían convivir un par de meses con los emprendedores creadores de empresas que además de dar su testimonio y mostrar cómo operan, les embeban en por qué hacen lo que hacen y cómo es su sistema de pensamiento y procesos de toma de decisiones. Hay que abandonar los relatos teóricos y las frías estadísticas (generalmente muy manipuladas dependiendo de quien las diseña, las realiza y para quién se presentan) sobre “cómo se crea una empresa”.

Lo importante del “circo emprendedor” no es cómo se crean empresas, sino para qué los emprendedores actúan de una u otra manera. Lo que se necesita es “crear oportunidades” para que se encuentres entre sí los “emprendedores impresionantes”.

Es necesario dejar de despilfarrar palabras y presupuestos arrojando sogas al agua para rescatar náufragos sobrevivientes, y orientar los esfuerzos a apuntalar a los programas con impacto sobre población que puede cambiar el curso de los acontecimientos globales que estamos viviendo tan devastadores para la calidad de vida.

Los programas y no las ayudas aisladas (generalmente discrecionales según el signo político del oferente y del beneficiario) son las que generan las condiciones necesarias para un “emprendimiento” realmente innovador, con alto impacto, para el fomento emprendedor. Un ejemplo: el Programa Regional de Emprendedorismo en Innovación e Ingeniería (PRECITYE).

Quizás este ejemplo no pueda demostrar una “enorme cantidad de emprendimientos creados con razonables expectativas de éxito” (un indicador que le gusta a los políticos), pero están “animando” la cultura emprendedora en un hilo vital de la sociedad contemporánea: los ingenieros (estudiantes, graduados y profesores).

Sugiero ver la presentación en TEDxUTN que ha realizado el Coordinador Regional del PRECITYE, Lic. Esteban Campero.

Otras experiencias muy alentadoras a nivel regional son el Programa Empretec de Naciones Unidas , el Programa del Keiretsu Forum  y la Fundación Endeavor, sólo para citar algunas instancias internacionales a las que rara vez el sector público local suele recurrir para pedir asistencia sobre cómo diseñar políticas de fomento emprendedor.

Lo que me lleva a seguir pensando (mi sentimiento bipolar) que en realidad a “la política” le interese más «la noticia en los medios», que «el hecho en el terreno».

7 comentarios en «Emprendedores impresionantes»

  1. Coincido en todo. Hace unos meses elaboré el mismo pensamiento pero sin tu excelente discurso.

    Siempre he pensado que los cursos que se crean para crear el Plan de Empresa son un camelo.

    El que es empresario, visualiza las oportunidades y se lanza a ellas.

    No le pregunta a nadie, y menos a una persona que trabaja por cuenta ajena.

    Como tu dices, lo que se han de crear son las oportunidades para que los verdaderos emprendedores salgan y se encuentren.

    Un saludo Mario

    1. «Camelo» y caramelo 🙂 por lo «pegajosa» (creo que español-ES se dice «pringosa»)… Sin embargo, hay formación que es práctica y útil. Las claves son los contenidos, la metodología con que se imparten y el momento en que l@s emprendedor@s los demandan recibir.

      Lamentablemente lo que se suele hacer es «disparar» con perdigones (que se le peguen al los que peguen) muchas «cosas», a veces muy desvinculadas de la realidad y las necesidades de quien se pretende «formar».

      Sugiero esta opinión que publiqué hace 3 años «¿Qué es la formación de emprendedores» en https://mariodehter.com/aprender/que-es-la-formacion-de-emprendedores_3303/

      Gracias, Isabel, por tu apreciado comentario!

  2. El tema emprendedores esta demasiado de moda me parece, habria que distinguir entre quienes lo trabajan bien y quienes lo hacen solamente para quedar bien. Saludos

    1. Es verdad, Clara. En verdad, profundizando lo que señalas, esta reflexión va en el sentido que (al menos en España en particular y en Latinoamérica) el sector público no tiene muy en claro la diferencia que existe en una «emprendendedor creador de empresas» y un «desempleado». La confusión, ni facilita emprender, ni soluciona el acuciante y creciente problemas del desempleo.

  3. Interesante el debate que planteas. A mi tambien me preocupa esta discusion, que en definitiva tambien es acerca del «rol del Estado». Me refiero puntualmente al énfasis que se suele poner en la temática en diferentes ciclos económicos. O dicho de otra forma, cuando se tira en el escenario la jerarquia de los emprendedores en épocas de crisis. Es igual a cuando un técnico de un equipo de futbol que pelea el desenso a segunda división recurre a los jóvenes de la cantera para que produzcan el milagro. Y el proceso es bastante mas complejo que una declaración de intenciones, tiene que ver con la cultura, con la ideología, ademas de con las herramientas de apoyo. Suena hasta alejado desde su lenguage. Lo que me dispara este post es la imperiosa necesidad de producir un llamado al diseño de una política pública de construcción colaborativa, que en este caso podria tratarse de generar una instancia de intercambio entre emprendedores y programas, fundaciones y universidades, que entre otras cosas ayude no solo a delimitar los objetivos y asi trabajar con premisas mas realistas sino tambien para traducir en lenguage digerible lo que al Estado le suele costar mucho.

    1. Nos guste o no, apreciado Esteban, expresar «colaboración entre organizaciones» vende; pero actuar «colaborando entre organizaciones» remite a la disputa por cuotas de presupuesto y de poder de influencia. Gracias por tu valiosa presencia y compromiso con una forma diferente de comprender el problema (tal como lo demuestra tu excelente gestión en el PRECITyE).

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