Aunque “largo”, esto no es lamento con forma de “un tango”. Se trata de una lectura apta solo para quienes les interese reflexionar sobre las razones por las que pueden fracasar los programas de educación para emprender e innovar en la educación media y superior. La versión para imprimir está disponible para quienes no les gusta leer mucho texto en una pantalla, consideran que más de 140 caracteres es redundancia, un post no puede superar las 500 palabras, o puedieran evaluar entablarme una demanda judicial por difamación: descargar este post como PDF.
1. Puede Fracasar la educación emprendedora
Sí, sin lugar a dudas y por una gran cantidad de factores que entrecruzan componentes institucionales, políticos y personales. El problema no se reduce a unas pocas cuestiones como la calidad y la pertinencia de los diseños instruccionales, el talento de los instructores y/o el perfil vocacional e intelectual de los estudiantes. Sobre el fracaso hay tantas lecturas posibles como cantidad de personas e instituciones están involucradas en cada proyecto de educación para emprender e innovar.
En octubre de 2017 tuve el honor de participar en el XI Workshop de la Red EmprendeSUR. Es mi tercera participación en lo que personalmente considero el más valioso evento anual, de carácter internacional, donde se reúnen investigadores y educadores especialistas en didáctica del emprendimiento, la innovación y el desarrollo de las economías regionales de Latinoamérica.
En esta oportunidad presentamos conjuntamente con el Mg Jorge Rodrigo Espinoza Benavides nuestra ponencia “Recomendaciones Estratégicas para Formar Especialistas en Didáctica del Emprendimiento” y, además, tuve el honor de integrar el Panel de Especialistas “Voces del Sur para Emprender e Innovar” en la que he expuesto mi perspectiva sobre los “Factores de Fracaso en la Educación Emprendedora”, tomando como caso para el análisis a mi experiencia como co-diseñador e instructor del curso de formación de formadores para el “Programa Regional de Emprendedorismo e Innovación en Ingeniería (PRECITYE)” ─organizado por los Consejos y Asociaciones de Decanos de las Facultades de Ingeniería de Universidades de Uruguay, Chile, Brasil y Argentina, con la colaboración de diferentes organizaciones vinculadas a la educación superior y al sistema de I+D+i de estos países y con financiamiento del BID─ entre los años 2010 y 2014.
En este artículo, solo procuro enfocar la lección que me ha proporcionado el fracaso de un programa concebido con grandes propósitos académicos que deberían haber impactado positivamente en desarrollo de las competencias profesionales de los ingenieros y las economías regionales de los países participantes.
Advierto: yo soy solo uno de los actores entre un elenco muy numeroso de profesores e instituciones de todo calibre que han participado en el diseño y la ejecución. Seguramente, cada uno de ellos puede aportar, si quiere, sus respectivas visiones e incluso hay quienes consideran que el PRECITYE ha resultado ser exitoso desde todos los puntos de vista académicos, institucionales, políticos, profesionales y personales. Por mi parte, mi perspectiva es que ha fracasado considerando la falta de cumplimiento de sus metas más importantes; aunque sí deja una valiosa lección y es sobre lo que invito enfocar para evitar que fracasen nuevos programas latinoamericanos para promover el desarrollo emprendedor.
2. El contexto, el escenario y el propósito
El PRECITYE ha sido una estrategia para “desarrollar competencias para desempeñarse como promotores conductores de procesos de creación de empresas e innovación” en los profesores y estudiantes de ingeniería de las Universidades de Uruguay, Chile, Brasil y Argentina.
El Programa, creado en 2010, incluía la formación de competencias didácticas en los docentes de ingeniería, la producción de material didáctico y el diseño instruccional de actividades prácticas para ser incorporadas transversalmente en las grillas académicas de las carreras de ingeniería.
El PRECITYE, con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha sido integrado, promocionado y ejecutado conjuntamente (¿?) por las siguientes Instituciones:
- Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI, Argentina)
- Asociación Brasilera de Educación en Ingeniería (ABENGE, Brasil)
- Consejo de Decanos de Facultades de Ingeniería (CONDEFI, Chile)
- Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII, Uruguay)
La intención ha sido “crear un programa educativo de bien público”, lo que se entiende como que todo lo producido estaría disponible para que cualquier Universidad latinoamericana pudiera usarlo en sus respectivos programas de educación emprendedora y el desarrollo regional.
El objetivo era la formación de competencias didácticas para emprender e innovar de 100 profesores de ingeniería, en los 4 países, para lo que se organizaron e impartieron 12 cursos entre octubre de 2013 y febrero de 2014.
Para realizar este componente del PRECITYE se seleccionó, en una Licitación Pública Internacional, a un consorcio integrado por las Facultades de Ingeniería de las Universidades UNICEN y UFASTA de Argentina junto con consultores especialistas de Argentina, Chile y Uruguay. Por razones de lenguaje y otras cuestiones que confieso desconocer el PRECITYE/Brasil ha “jugado” de manera independiente en este Programa de carácter internacional.
“ING Emprendedores” tal como se ha dado a conocer públicamente al PRECITYE ─incluyendo un sitio web que funcionaría como repositorio de los materiales didácticos y manuales de instrucción, actualmente la URL ingemprendedores . org no funciona y el domino se encuentra en venta─ ha sido la primera propuesta latinoamericana, consolidada institucionalmente, específicamente creada para la educación del emprendimiento y la innovación.
El mismo modelo se ha intentado replicar en 2014 para las carreras de agronomía y veterinaria, pero ese nuevo proyecto ha sucumbido en algún “túnel político” al poco tiempo de ser propuesto.
3. ¿Ha tenido éxito? No.
Casi ninguno de los objetivos propuestos por el PRECITYE ha sobrevivido a la fuente del financiamiento del BID otorgado por un plazo y monto razonables pero finitos.
Al cabo de un año después de finalizado los cursos de formación de formadores no quedaba absolutamente nada. Los materiales didácticos y las experiencias se han diluido entre conflictos interpersonales e institucionales dentro del propio Consorcio responsable de la capacitación, y entre el Consorcio en su conjunto con varias personas integrantes de los órganos responsables de la ejecución del Programa.
El programa estuvo a punto de sucumbir por lo menos en 3 ocasiones: (i) durante la evaluación de la prueba piloto del curso de formación de formadores, (ii) a pocos días antes de ponerse en marcha el curso y (iii) durante la propia ejecución de las fases de instrucción.
Cabe mencionar que el PRECITYE, y su curso de formación de formadores, pudo arribar a un final “razonablemente” decoroso gracias a las destrezas personales para gestionar conflictos y gran capacidad de liderazgo del Coordinador Regional del Programa Mg. Esteban Campero y del Ing. Roberto Giordano Lerena, uno de los dos co-Directores del Consorcio responsable de la formación. Ellos han estado resolviendo en caliente las dificultades que interpusieron durante las fases de la instrucción los “palos en la rueda” interinstitucionales y conflictos interpersonales de los que nadie puede decir: ─“yo no he sido”; yo tampoco puedo argumentar esto en mi favor, es decir: yo también he sido causa y parte de varios de los conflictos.
Por otro lado, también hay que reconocer que la educación emprendedora es “un discurso políticamente correcto” que asume la forma y provoca las incomodidades de “una piedra adentro del zapato” en las Universidades de Latinoamérica. La didáctica del emprendimiento y la innovación no se encuadra en las “representaciones sociales” de la gran mayoría de los profesores de ingeniería en Iberoamérica. Este punto de vista está ampliamente desarrollado en mis artículos citados al pie de esta publicación.
El antojo personal de mucha gente que procuró obtener protagonismo público, ha ganado a la conveniencia institucional del Programa.
4. ¿Por qué ha fracasado?
Insuficiente sensibilización del público objetivo. La promoción y la convocatoria a los profesores de ingeniería para que se interesaran y participaran en los cursos de formación ha sido deficiente. En muy pocas sedes programadas para impartir los cursos se logró una cantidad de participantes suficiente para cumplir sus objetivos didácticos.
Mi versión de los hechos es que los responsables de promocionar al Programa y convocar a los profesores de ingeniería, para que participaran en los cursos, estuvo a cargo de gente que no se había comprometido con los propósitos, o no estaba interesada en su resultado a largo plazo, o les daba lo mismo “arena que harina”. La “cosa” parecía como que no querían trabajar en ello.
Figuración gana al talento. Algunos “organizadores”, con poder político para entorpecer el desarrollo del Programa, han estado sobreponiendo sus intereses personales sobre lo que las buenas prácticas internacionales y la experiencia de los especialistas adjudicatarios podríamos haber contribuido acerca de la educación emprendedora en las carreras de ingeniería, si hubiéramos tenido la oportunidad de desplegar nuestro talento sin presiones ni muros que limitaron nuestro camino.
Caprichos gana a eficiencia. Entonces, también cabe considerar la falta de habilidad de los especialistas para negociar entre sí y con los organizadores soluciones razonables a los conflictos que se fueron presentando.
Falta de confianza recíproca. Inexistencia de sinergia entre todos los instructores (entre sí) y de éstos con las instituciones organizadoras. Nunca se explicitaron con sinceridad cuáles eran las motivaciones y propósitos personales para participar ya sea en la organización o la realización del Programa.
Nunca ─ni antes, ni durante la ejecución ─ se ha logrado crear una base de confianza recíproca para trabajar enfocados sobre los resultados. Es más, la perspectiva del tiempo me sugiere que cada uno de nosotros teníamos previsto resultados diferentes entre nosotros.
Reglamento gana a eficacia. El “tiro de gracia” ha sido una alternativa natural, lógica y prestablecida, en todo Programa público financiado por organismos internacionales: la fecha de finalización de los contratos del Coordinador. Finalizado el Contrato entre el BID y el Coordinador Regional del Programa no hubo capacidad institucional, ni talento personal, para continuar con su gestión más allá de la formalidad de entregar los informes finales, cumplir los requisitos administrativos para cerrar las gestiones y cobrar los honorarios pautados.
Sencillamente: el PRECITYE se extinguió sin capacidad de haber generado combustible suficiente para su sobrevivencia precisamente en la fase en que debería demostrar su utilidad. Se acabó.
Algo así como lo que los economistas y sociólogos denominan el “uppon tree”; el ruinoso efecto que causan las copas de los árboles más frondosos del bosque que cubren suelos empobrecidos porque no dejan pasar el agua de la lluvia ni la luz del sol.
El PRECITYE ha sido eso: la copa frondosa de un árbol enorme, densamente poblada por intereses interpersonales e interinstitucionales en continuo conflicto, que solo un par de personas entre muchísima gente supieron gestionar como mejor pudieron considerando la amplitud de sus propósitos y su enorme dispersión territorial.
5. Los factores, la lección
Este es el tiempo de la “realidad aumentada”, entonces hay enriquecer a la educación con la dimensión de la “comunidad aumentada”; cuando hablamos de relacionar a nuestros estudiantes con la comunidad, ¿a qué “aldea local” o “universo” nos estamos refiriendo?
Este caso se proponía crear una comunidad de práctica internacional integrada por las Facultades de Ingeniería de las Universidades de Uruguay, Chile, Brasil y Argentina, sus profesores, sus egresados y sus estudiantes. No ha ocurrido “la magia”; el PRECITYE no ha “encantado”: no se ha creado tal “comunidad aumentada” que se propuso desarrollar con capacidad para autogestionarse.
La lección que deja el PRECITYE es que SÍ puede funcionar un programa latinoamericano para el desarrollo emprendedor, sea por familias profesionales o para la comunidad en general; en especial: para estimular y formar promotores conductores de procesos de creación de empresas e innovación (sic). Siempre y cuando se cumpla una condición básica: sus actores deben estar comprometidos con el mutuo acuerdo inequívoco que el imperativo del propósito de su diseño instruccional es superior al protagonismo de quién gestiona su contenido.
Detalles en:
- “Recomendaciones Estratégicas para Formar Especialistas en Didáctica del Emprendimiento”, por Mario Dehter y Jorge Rodrigo Espinoza Benavides (2017). Disponible aquí
- “Aprender a Emprender con Código Abierto”, por Mario Dehter (2015). Disponible en http://bit.ly/2gVKN5a
Serán muy apreciados vuestros comentarios. Muchas gracias.
Muy interesante análisis de una experiencia y este tipo de fracasos ocurre mucho en nuestra América Latina. En Venezuela como en el resto del continente estamos empreñados en crear cultura emprendedora e innovadora, pero nuestro entorno Político-económico y sus actores siempre se interponen.
Gracias por sus conclusiones y sugerencias.